mayo 16, 2023

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¿Cómo impacta en nuestra mente el uso de videjuegos?

Partamos de la base: ¿a qué nos referimos cuando hablamos de cognición? Se puede definir a la cognición como todos los procesos mediante los cuales la entrada sensorial se transforma, elabora, almacena, recupera y se utiliza, términos tales como sensación, percepción, imaginación, retención, recuerdos, resolución de problemas y pensamiento, entre muchos otros, se refieren a etapas o aspectos de la cognición. Los distintos aspectos cognitivos están interrelacionados entre sí, dada la naturaleza del sistema cognitivo en el que se procesa la información que ingresa vía los sentidos. Ahora bien, ¿cómo se relaciona nuestra actividad mental con la práctica de gaming?

 

Un artículo publicado en octubre de 2022 en JAMA Network Open analizó los datos del estudio en curso de desarrollo cognitivo y cerebral del adolescente (ABCD, por sus siglas en inglés), que cuenta con el apoyo del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA, por sus siglas en inglés) y otras entidades de los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés).

«Este estudio contribuye a nuestra mayor comprensión de las asociaciones entre la participación de los videojuegos y el desarrollo del cerebro», dijo la directora del NIDA, la doctora Nora Volkow. «Varios estudios han relacionado los videojuegos con problemas de comportamiento y de salud mental. Este estudio sugiere que también puede haber beneficios cognitivos asociados a este pasatiempo popular, lo que merece una mayor investigación.»

Para abordar esta brecha en la investigación, los investigadores de la Universidad de Vermont, en Burlington, analizaron los datos obtenidos cuando los niños entraron en el Estudio ABCD a los 9 y 10 años de edad. El equipo de investigación analizó datos de encuestas, datos cognitivos y datos de imágenes cerebrales de casi 2.000 participantes de la cohorte más grande del estudio. Separaron a estos niños en dos grupos, los que declararon no jugar a ningún videojuego y los que declararon jugar a los videojuegos durante tres horas al día o más. Para cada grupo, los investigadores evaluaron el rendimiento de los niños en dos tareas que reflejaban su capacidad para controlar el comportamiento impulsivo y para memorizar información, así como la actividad cerebral de los niños mientras realizaban las tareas.

Se descubrió, así, que los niños que declararon haber jugado a los videojuegos durante tres o más horas al día eran más rápidos y precisos en ambas tareas cognitivas en comparación con los que nunca habían jugado. También observaron que las diferencias obtenidas en la función cognitiva entre los dos grupos estaban acompañadas con diferencias en la actividad cerebral, ya que los niños que jugaban al menos tres horas de videojuegos al día mostraban una mayor actividad cerebral en las regiones cerebrales frontales que se asocian a tareas más exigentes desde el punto de vista cognitivo y una menor actividad cerebral en las regiones cerebrales relacionadas con la visión.

Los investigadores piensan que estos comportamientos pueden ser el resultado de la práctica de tareas relacionadas con el control de los impulsos y la memoria mientras juegan a los videojuegos, las cuales pueden ser exigentes desde el punto de vista cognitivo, y que estos cambios pueden llevar a un mejor rendimiento en las tareas relacionadas. Además, es posible que la baja actividad relativa a las áreas visuales entre los niños que declararon jugar a los videojuegos refleje que esta zona del cerebro puede volverse más eficiente en el procesamiento visual como resultado de la práctica repetida a través de los videojuegos.

Además, los investigadores señalaron que este estudio transversal no permite realizar análisis de causa y efecto, y que podría ser que los niños que son buenos en este tipo de tareas cognitivas hayan elegido jugar a los videojuegos. Refirieron que sus hallazgos no significan que los niños deban pasar un tiempo ilimitado en sus computadoras, teléfonos móviles o televisores, y es probable que los resultados dependan en gran parte de las actividades específicas que practiquen los niños. Por ejemplo, plantean la hipótesis de que el género específico de los videojuegos, como los de acción y aventura, los de resolución de rompecabezas, los de deportes o los de disparos, puede tener efectos diferentes para el desarrollo neurocognitivo, y este nivel de especificidad sobre el tipo de videojuego jugado no fue evaluado por el estudio.

Puede decirse, en conclusión, que ningún videojuego mejora absolutamente todos los aspectos del rendimiento cognitivo, aunque sí hay un conjunto de habilidades cognitivas que son estimuladas por la mayoría de los juegos electrónicos. Las mismas van desde procesos básicos como la percepción, atención y memoria, hasta otros de orden superior como la resolución de problemas y la toma de decisiones (funcionamiento ejecutivo). Siguiendo esa línea, muchos investigadores afirman que las mejoras cognitivas no se limitan al entrenamiento de videojuegos de género de acción, sino que los diferentes tipos de juegos generan otros cambios en distintos aspectos de la cognición. El entrenamiento de habilidades cognitivas específicas mejora el rendimiento con respecto a tareas cognitivas que comparten demandas subyacentes comunes. 

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