Hace no mucho tiempo, la inteligencia artificial (IA) parecía ser un concepto lejano. Sin embargo, el año 2023 ha efectivamente cambiado ese pensamiento, impulsando a la humanidad hacia lo que muchos han llamado la “era de la IA”. Con la introducción de generadores de imágenes hiper realistas como Jasper Art y Starry AI, y la herramienta de procesamiento de lenguaje natural ChatGPT, la inteligencia artificial se ha convertido en un fenómeno mucho más común.

Herramientas como el mencionado ChatGPT, por ejemplo, ofrecen asistencia con una variedad de tareas, incluyendo la generación de texto, la comprensión del lenguaje natural, la búsqueda de información, la redacción de correos electrónicos y mensajes, la creación de contenido para redes sociales y la automatización de tareas repetitivas, así como la ayuda a la creación de aplicaciones y sistemas de inteligencia artificial. 

En la actualidad, numerosas industrias están haciendo uso de este tipo de tecnología, entre ellas el sector de tecnología, automoción, salud, finanzas, servicio al cliente y, por supuesto, iGaming. 

Pero hay que destacar que en el mundo del gaming estas tecnologías no son solo el futuro y el presente, si no que forman parte, también, del pasado: las implementaciones de algoritmos, patrones de comportamiento, el uso de máquinas y bots son parte fundamental en el desarrollo de los videojuegos ya que desde los ‘70 que esta clase de sistemas existen en la escena.

Algunas personas hablan de la IA como si se tratase de una revolución en el mundo del gaming, pero la realidad es que esta tecnología es una parte integral del medio casi desde sus orígenes. Entonces, ¿cómo fue que la IA se volvió una parte fundamental de su historia?, y ¿cómo sus avances pueden llevar al gaming a una nueva era?

Sin ir más lejos, una de las mayores obras de arcade de la historia, y también uno de los primeros exponentes en la industria del gaming, utilizó una versión muy rudimentaria de algo que se podría considerar hoy como inteligencia artificial, para generar un nuevo reto en sus jugadores: Space Invaders, que con un básico sistema de patrones que guardaban en el cartucho le daban vida a los aliens, de manera que los usuarios se sorprendían con sus movimientos extraños.

Fue la evolución de estas IA lo que permitió al gaming explotar y transformarse en lo que es hoy, que abarca desde los patrones y algoritmos más simples que se usan para poder hacer funcionar a juegos antiguos como las mutaciones más modernas en los sistemas de conos de visión del Dishonored o los patrones que utilizan los NPCs en el Hitman. Sobre éste último escribió Game Developer, “se trata de un ‘árbol de comportamiento’, donde 300 personajes en un solo nivel pueden tomar decisiones sobre lo que van a hacer, basado en lo que ocurre a su alrededor”. Bastante increíble hasta dónde ha llegado, ¿no?

Ahora, cuando hablamos de la etapa presente de la evolución de estas tecnologías, la fase moderna de este estilo funciona realmente bien gracias a algunas de las implementaciones  que se basan en la creación de sistemas más realistas que permitan ayudar a la inmersión de los jugadores. Probablemente esta sea la faceta más visible en la industria, y cuyo futuro puede ser el más explotable.

Quizás uno de los ejemplos más populares de este estilo fue No Man ‘s Sky, el ambicioso proyecto de Hello Games cuya salida causó mucho revuelo debido a diferentes problemas que ocurrieron con su desarrollo. “El juego es un experimento”, afirmó en una nota del 2014 a Technology Review Sean Murray, quien señaló que gran parte la forma en la que crearon los planetas y los exploraron fue mediante el uso de algoritmos y robots utilizados de una manera procedural.

Si bien en un principio no funcionaron, con el tiempo lograron darle un poco de vida. “Solo el 1% de las veces hacían algo que era ‘natural’, interesante y lindo para la vista. El resto del tiempo era un desastre donde el cielo, el agua y la tierra tenían el mismo color”, indicó el desarrollador, quien agregó que poco a poco modificaron las reglas para que sean “simples”, pero que “combinadas producieran algo que era reconocible”. La clave, hoy en día, parece estar en crear con verosimilutud.

La construcción de mundos y juegos no es el único lugar donde hay cambios importantes en el desarrollo. Otra de las áreas interesantes que permite dar vida y transformar los mundos en algo orgánico es el Motion Matching. Este sistema permite que “cuando el jugador se va desplazando, basado en el control del joystick, en lugar de usar una animación y otra y después otra, coge cinco o seis al mismo tiempo y dice: “combiná estas animaciones juntas, mezclalas todas”, comenta Anthony Newman, director de The Last of Us 2, una de las obras más conocidas en utilizar esta nueva tecnología, junto al FIFA, el For Honor y el Half Life Alyx.

Seguramrnte, el  Machine Learning más popular entre los usuarios de PC es el DLSS o Deep Learning Supersampling, que permite, en algunas placas de video de Nvidia que tienen acceso a estos avances, poder mejorar el apartado gráfico y la resolución sin la necesidad de forzar a la computadora a inmolarse para poder funcionar a esos niveles. Todo ello  mediante un aumento de texturas que utiliza la placa de video, lo que permite correr las obras a una menor resolución, pero con mejor fidelidad, ya que una IA completa los agujeros faltantes.

Los casinos en línea y las páginas de apuestas deportivas utilizan este sistema de aprendizaje automático para analizar grandes cantidades de información generada por los usuarios en tiempo real. Las transacciones financieras, así como las actividades de los jugadores, son analizadas con el fin de prevenir el lavado de dinero y detectar fraude. 

En cuanto a la experiencia del usuario, las plataformas iGaming hacen uso de este tipo de tecnología para analizar las preferencias de juego y, así, crear ofertas y recomendaciones personalizadas con el fin de crear una relación duradera con el consumidor. 

Un punto importante a considerar es que, al final, la IA es una herramienta  que puede usarse para construir o para destruir, y está en la mano de los usuarios y desarrolladores el poder crear una experiencia positiva que colabore al desarrollo de algo bueno y no a la sobrexplotación de los trabajadores en pos de recortar costes.